Pero es que estoy demasiado cansado para entrenar
-Hoy no voy a ir entrenar… es que estoy muy cansado.
Raro es el mes que no recibimos un whatsapp de ese estilo de alguno de nuestros clientes. Jornadas laborales largas y estresantes, responsabilidades familiares, falta de horas de sueño… Supongo que prácticamente todos lidiamos en nuestro día a día con cargas similares, en mayor o menor medida, pero muy parecidas.
Estoy MUY cansado, ¿cómo me voy a ir a entrenar? ¿Para cansarme aún más? A priori parece algo completamente contraintuitivo, porque es cierto… entrenar cansa. Requiere realizar un esfuerzo físico después del cual estamos cansados, pero, además de cansar…
-Ejercicio salud cognitiva y hormonal:
La práctica de ejercicio físico de forma regular ha demostrado reducir el estrés, depresión, ansiedad, mejorar el estado de ánimo y aumentar el bienestar tanto físico como psicológico. Las personas físicamente activas demuestran mejor capacidad intelectual y cognitiva, lo que repercute de forma directa en un mejor rendimiento académico y laboral.
El estrés psicológico, especialmente en ausencia de actividad física vigorosa, libera varias hormonas que provocan sensación de cansancio emocional y físico a pesar de no haber realizado ninguna clase de esfuerzo corporal durante largos periodos de tiempo con efectos nefastos sobre nuestro bienestar y salud. El ejercicio físico de alta intensidad, libera de forma controlada estas hormonas y durante un breve periodo de tiempo, lo que tiene un efecto similar al que tienen las vacunas contra distintos virus, inmunizándote contra sus efectos negativos e impidiendo que estas hormonas permanezcan elevadas durante largos periodos de tiempo.
Nuestros sistemas nerviosos tienen dos modalidades en la que pueden estar activos:
·El estado parasimpático o en reposo: Cuando esta activado nuestros cuerpos están descansando y recuperándose, nuestra presión sanguínea y pulso se mantiene en niveles bajos y nuestro sistema inmunitario puede funcionar a pleno rendimiento.
·El estado simpático (¡lucha o corre!): Cuando este sistema se activa nuestro pulso se acelera, nuestra presión sanguínea se incrementa y el cuerpo libera las hormonas relacionadas con él estrés en preparación a un estresor externo. Nuestro sistema inmune se suprime momentáneamente para liberar recursos para hacer frente a la amenaza más inmediata.
El ejercicio físico, produce una activación breve y potente del sistema simpático, seguida de una activación más profunda y prolongada del sistema parasimpático. Si no realizamos ejercicio físico con regularidad, pequeños estresores psicológicos terminan provocando una activación ligera pero constante del sistema nervioso simpático que hará que nos sintamos perpetuamente estresados y cansados, y más susceptibles de contraer enfermedades y tener problemas cardio metabólicos.
Seguro que te suenan las famosas endorfinas, u “hormona de la felicidad”. A través del ejercicio físico el cuerpo libera endorfinas, produciéndose post-entrenamiento sensaciones placenteras y de bienestar, provocando una reducción aguda de los niveles de fatiga y dolor. Además, el ejercicio físico reduce a largo plazo los niveles de inflamación crónica y sus efectos negativos sobre nuestra salud y bienestar, incrementando o manteniendo nuestra masa muscular que libera hormonas anti inflamatorias durante el ejercicio y en reposo.
También se liberan neurotransmisores de la felicidad y el bienestar como la dopamina durante el ejercicio, y la serotonina después de realizarlo, incrementando de forma directa nuestra felicidad y sensación de bienestar. Además, el ejercicio, al mejorar nuestra sensibilidad a la insulina aumenta la producción de otros neurotransmisores y hormonas como la serotonina y la leptina, contribuyendo de forma indirecta sobre nuestro bienestar y niveles de energía y vitalidad.
-Mejorando tu forma física, te blindarás frente a los riesgos y estreses de la vida cotidiana: Incrementando tu fuerza y capacidad cardiovascular, las actividades de la vida diaria como llevar la compra, jugar con tus hijos, limpiar tu casa o subir las escaleras, se volverán mucho más fáciles y seguras, haciendo que te canses menos al realizarlas y que sea mucho menos probable que te lesiones al realizarlas.
Quizás después de leer los puntos anteriores te has venido arriba, ¡da igual lo cansado que este, me voy a entrenar! Aunque esto se acerque mucho más a la actitud correcta, no quiere decir que tengamos que ignorar completamente nuestras sensaciones, ni lo que nos sucede en nuestro día a día. Es muy importante que tengas una buena comunicación con tu entrenador, para que él adapte tu entrenamiento a tus circunstancias diarias.
-La importancia de la individualización y adaptación diaria del entrenamiento:
. Veamos 2 ejemplos de personas que manifestarían malestar y cansancio por dos razones distintas y que se beneficiarían de mantenerse activas a pesar de ello.
oMujer en semana premenstrual:
Los días previos a la menstruación, debido fundamentalmente a causas hormonales, en un gran porcentaje de las mujeres en edad fértil, se produce el llamado, Síndrome Premenstrual. Este síndrome cursa con fatiga, letargia, calambres, estados depresivos… Numerosos estudios científicos han demostrado como determinados tipos de ejercicio mejoran la sintomatología del síndrome premenstual, haciendo “esos días del mes” mucho más llevaderos. Además,la segunda fase del ciclo menstrual (fase lútea), en cuyos días finales aparece el Síndrome Premenstrual, se caracteriza por unas concentraciones hormonales que favorecen la quema de grasa. Por lo tanto, aunque a la mujer de nuestro ejemplo lo que más la pudiese apetecer los días previos a la menstruación, es quedarse metida en la cama, continuar con su entrenamiento no solo la hará sentirse mucho mejor, sino que también podemos aprovechar su situación fisiológica para contribuir a la oxidación de grasa.
·Persona en tratamiento de cáncer:
El propio cáncer produce ya niveles elevados de fatiga al paciente, y los tratamientos suelen provocar niveles de fatiga adicionales enormes e insoportables. Sin embargo, existe mucha evidencia científica de que un entrenamiento adecuado a las circunstancias de la persona no solo reduce la fatiga experimentada durante el tratamiento y ayuda a mantener la capacidad funcional de los pacientes, si no que potencia los efectos del tratamiento por varias vías. Así, por ejemplo, se ha observado que el entrenamiento de fuerza incrementa el porcentaje de supervivencia de pacientes de cáncer de mama hasta un 40% respecto de mujeres que no entrenan durante el tratamiento, algo que se ha observado también en pacientes de numerosos tipos de cáncer.
Como vemos en ambas situaciones, realizar actividad física, es seguramente lo último que le apetece a la persona, sin embargo, hacer el esfuerzo de entrenar hará que se sienta mejor y le permitirá seguir aprovechando todos los beneficios de la actividad física para su salud
Nos encontramos muchas personas que no paran de buscar el momento perfecto para empezar a entrenar. Esta semana no que estoy muy cansado, ahora no que me encuentro mal… Seguramente la actividad física sea un factor fundamental para que comiences a encontrarte mejor, y no tengas que “esperar” a encontrarte mejor para empezar a entrenar.
Antes de que os saltéis vuestra sesión de entrenamiento de hoy, o se os pase por la cabeza mandarnos un whatsapp diciendo que no vas a venir a entrenar porque estas muy cansado, ya te contestamos por adelantado…
Sé que estas muy cansado… por eso, VENTE A ENTRENAR.











