Pero es que... ¡No tengo tiempo!
Pero… ¡Es que no tengo tiempo!
Es una de las frases que escuchamos con más frecuencia en nuestra línea de trabajo. Entendemos que deberíamos hacer ejercicio y cuidar nuestra alimentación, que son cosas importantes, pero… no tenemos tiempo para ello.
La verdad es… que los días tienen 24 horas para todos, y las semanas tienen para el rico y para el pobre 7 días, la verdad es, que no es una prioridad.
Pero, ¿debe ser una prioridad para ti? ¿Qué es de verdad lo más importante en tu vida? Algunos dirán que su familia, otros que su carrera profesional, y que todo su tiempo tienen que dedicárselo a alguna de estas dos cosas, dejando de lado, el elemento esencial que hace todo esto posible.
Tu cuerpo, tu cuerpo es el vehículo a través del que vas a experimentar toda tu vida, todo lo que vayas a vivir, las experiencias que vayas a tener, van a ser a través de él, y solo hasta y cuando este te lo permita. Por ello, mantenerlo en buen estado es indispensable si de verdad quieres vivir tu vida al máximo, y la actividad física y una nutrición adecuada son requisitos indispensables para ello. Evitar ambas es similar al caso de un taxista que decide no llevar nunca su coche a revisión, ni parar a hinchar las ruedas ni cambiar el aceite porque piensa que su tiempo está mejor empleado transportando clientes que prestando atención a su verdadera fuente de ingresos. En algún momento, el taxi empezará a dejar de funcionar, y cuando lo haga, el taxista irresponsable pasará días o semanas sin poder trabajar. Las consecuencias de ignorar el mantenimiento de nuestro cuerpo, pueden ser mucho más dramáticas que las de este ejemplo, por tanto, es muy importante que si no estas prestando a tu cuerpo la atención que necesita, te replantees tus prioridades antes de que sea demasiado tarde
No lo hagas por ti, hazlo por tus seres queridos
Cuando viajas en un avión, las azafatas nos dicen que, en caso de emergencia, nos pongamos nosotros primero la máscara de oxígeno, antes que ayudar a ponérsela a otras personas, como niños pequeños o personas mayores. Esto puede parecer un poco egoísta a primera vista, pero tiene una justificación muy sencilla. Si no te pones tu máscara primero, no solo no podrás ayudar a otras personas, si no que serás parte del problema y tendrá que ayudarte a ti también. Si quiere ayudar a otras personas, el primer paso y más importante es ayudarte a ti mismo.
Si lo más importante para ti es tu familia, lo primero eres tú, si lo más importante para ti es tu trabajo, lo primero eres tú, si es la música, lo primero eres tú. Es a través de tu cuerpo con lo que podrás disfrutar de todo esto y más, así que, sea lo que sea lo que más valoras en tu vida, comienza cuidando del instrumento que te permitirá conseguirlo.
Dicen que una vez un leñador muy trabajador se presentó a una oferta de empleo en un bosque. Viendo su motivación y su energía, le contrataron enseguida. El jefe le dio un hacha y le mando a cortar árboles.
Cuando acabó el primer día, el dedicado leñador había conseguido traer 18 árboles, una cifra impresionante. Pero el hombre era muy trabajador y quería demostrar que podía hacerlo todavía mejor, y el día siguiente salió a batir su record. Sin embargo, al finalizar el día, solo pudo volver con 15 troncos.
Conforme iban pasando los días el leñador se esforzaba por superarse, pero pese a gastar tanta energía, cada vez volvía con menos árboles. Estaba desesperado.
Fue a hablar con su jefe y le explicó la situación.
– No lo entiendo. Por más que me esfuerce, cada día corto menos árboles.
El hombre que le había contratado le miró y preguntó:
– ¿Cuánto haces que no afilas el hacha?
– ¿Afilar? No tengo tiempo para afilar. Estoy muy ocupado cortando árboles.











