Evita que tu cuerpo convierta las calorías de más en grasa. Mitos y engaños en la perdida de peso. Parte III
Ya hemos visto que evitar que nuestro cuerpo digiera y
absorba la comida no es buena idea. Pero, ¿y si hubiese alguna manera de evitar
que esas calorías se conviertan en grasa?
Hay muchos tipos de dietas que afirman que pueden evitar que un exceso de energía se convierta en grasas, normalmente son tipos de dietas disociadas (que evitan mezclar un determinado tipo de alimentos con otros), o que simplemente evitan completamente un determinado tipo de alimento afirmando que esos alimentos excluidos son la causa de que tu cuerpo “genere” grasa en primer lugar.
La mayoría de estos argumentos, están centrados alrededor del efecto insulogénico de los carbohidratos. En general, la mayoría de tipos de dietas disociadas, afirmarían que, mezclando fuentes de carbohidratos, con una fuente de grasa, estarás segregando insulina que hará que esa grasa se acumule. Otras personas, como defensores acérrimos de dietas cetogénicas, te recomendarán que evites los carbohidratos completamente y poder volverte inmune a la ganancia de grasa.
Sin embargo, como aprendimos en artículos anteriores, la proteína también tiene un efecto insulogénico, así que a no ser que te alimentases exclusivamente a base de mantequilla o aceite, tendrías niveles elevados de insulina tras una comida. Segundo, siempre tenemos unos niveles de insulina suficientes en circulación (incluso en ayunas) para permitir la entrada de triglicéridos y glucosa en las células, y tercero, incluso en la ausencia total de insulina, la grasa dietética puede acumularse en forma de grasa corporal mediante la acción de otras enzimas, y además, su ingesta suprimirá igualmente la liberación de grasa corporal. Cuarto y por último, la grasa dietética solo pasa a la circulación sanguínea unas cuatro horas después de ser ingerida, así que en cualquier caso, habría que evitar consumir carbohidratos (u otro alimento insulogénico) en este punto, y no en el de la ingesta.
Es más, si las afirmaciones de los proponentes de estos modelos fuesen ciertas, las consecuencias de seguir una dieta así podrían ser fatales. Al no poder absorber los triglicéridos en forma de grasa corporal, estos quedarían en circulación, provocando una condición de la que ya hemos hablado llamada hiperlipidemia con efectos nefastos sobre nuestro corazón y sistema circulatorio, o serían convertidos sin limitación por el hígado en cetones pudiendo producir un caso de ketoacidosis.
Esencialmente, las consecuencias de que esto fuese cierto, serían las mismas que sufriría un diabético insulino dependiente que no tomase su medicación. La única forma en la que podríamos escapar de esta situación, sería oxidando inmediatamente todas esas calorías que estamos recibiendo, debiendo estar haciendo ejercicio (bastante vigoroso) durante varias horas inmediatamente después de una comida.
Afortunadamente para nuestra supervivencia, estos modelos que proponen los defensores de estas dietas son falsos. Como vimos en los primeros puntos, poder absorber un exceso de calorías tras una comida es un proceso esencial para nuestra supervivencia, y cualquier estrategia nutricional o suplemento que evitase este proceso tendría consecuencias fatales.
Adendum
Puede haber otras razones por las cuales seguir una dieta disociada o que evite algunos alimentos en concreto pueda ser una buena idea para muchos individuos. Determinadas combinaciones de nutrientes pueden facilitar que se consuman calorías en exceso, y a veces hay alimentos concretos que para algunas personas resulta casi imposible controlar su consumo. En estos casos, estos acercamientos son válidos, en la medida en que pueden ayudar a mantener un déficit calórico a lo largo del tiempo, pero no por otras razones oscuras basadas en un pobre entendimiento de la fisiología que vayan a mantenernos ignorantes acerca de que lo que de verdad importa es nuestro consumo y gasto energético a lo largo del tiempo.
A pesar de esto, los estudios parecen sugerir que comidas equilibradas con niveles adecuados de proteína, carbohidratos, grasa y fibra, son mejores para el control del apetito, niveles de energía después de la comida, y la adherencia a largo plazo a la dieta.
La única manera real y efectiva de paliar la conversión de un surplus calórico en grasa, es realizar entrenamiento de fuerza de manera que ese exceso tenga mayores posibilidades de convertirse en masa muscular en lugar de grasa. Aún así, la cantidad de masa muscular que se puede generar en un momento determinado es limitada, y los excesos calóricos que excedan de cantidades muy modestas (200 o 500 kcal al día) siempre resultarán en un incremento de tejido adiposo.
En definitiva, evitar que nuestro cuerpo pueda convertir en grasa corporal un exceso de calorías, es una terrible idea, veamos en el punto siguiente, si quemar todo ese exceso de calorías puede ser nuestra salvación.











